El Comisario Inspector se retiro, moviendo su nívea cabeza, con evidentes signos de preocupación, que lo habían llevado a no terminar su almuerzo, nosotros, al contrario de él, lo hicimos como si no nos hubieran pedido nada, ya tomando café, Santiago, comentó molesto.
- ¡No! ¡No!... no me gusta lo que propone el jefe, mejor lo planeo yo solo, no me gusta que te involucre en esto, si algo te llegara a pasar, Clara y Paola, no me lo perdonarían jamás, ven salgamos de aquí Guille, vayamos a caminar un rato.
Salimos por Entre Ríos, el dia se prestaba para ello, estaba claro, con una leve brisa, que lo hacia muy agradable para nuestros propósitos, nos encaminamos en dirección al Congreso. Él iba haciendo de guía, mira esto, lo otro, aquello, miramos vidrieras de todo tipo de comercio, tiendas de ropa, camping, armerías, calzados, hasta paramos en una tienda con cosas para niños, yo lo deje hacer, porque me di cuenta que hablaba y hablaba sin parar,(como soterrando sus pensamientos) para no dejarme poner un bocadillo. Era como si así, yo no lo pudiera distraer de los verdaderos pensamientos que le estaban dando vueltas por el cerebro, ya en la plaza de los Dos Congresos y en dirección al rió. Tirándoles maíz a las palomas, me contó, que ahí, en ese sitio había conocido a Clara; Ella iba hacia los tribunales y como era temprano, se entretuvo haciendo lo mismo que nosotros ahora. Él, salía de servicio, cuando la vio, se dijo, que esa mujer, era la mujer de su vida, se puso a su lado, caminando a la par, sin hablarle, solo de ves en cuando, la miraba, así llegaron hasta los tribunales, ella entro, él, la espero en las escalinata del edificio, al salir, ella lo vio y se quedo sorprendida, había estado por horas dentro del edificio y ese tipo, estaba todavía ahí, se le acercó y le pregunto con voz alterada.
- ¿Que queres conmigo? ¿Qué tengo que hacer para que no me sigas más?
Él la invito a tomar un café, ella aceptó y ahora, hace casi dos años que son pareja, realmente son el uno para el otro, asentí con la cabeza como dando fe de ello, como él dejo de hablar, yo pude preguntar.
- ¿Qué fue lo que te hizo hablar de Clara? Pensé que estabas en otra cosa.
- ¡No se! Tal vez en lo que realmente estoy pensando, en el paseo, la plaza donde la conocí, las palabras del jefe, sobre casamiento, tu idea de proponérselo a Paola, mi miedo al fracaso matrimonial, mis padres están separados, desde que yo tenia seis años, me críe mas con mis abuelos que con ellos. Vos estuviste casado y no te dio resultado ¿Cuál fue el motivo de tu divorcio?
- Fue, algo tradicional y común en los matrimonios, conocí a Claudia, mi ex, en la Facultad de Derecho, salimos, estuvimos tres años de novios, nos casamos apenas recibido, a ella le faltaban dos años para terminar la carrera, al principio todo iba bien, ella, siguió estudiando, mientras me ayudaba en la oficina, poco a poco, empezamos a darnos cuenta, de que teníamos ideas y gustos muy distintos, por la abogacía, ella, se especializo en penal, yo comercial y civil, ya no salíamos juntos, el sexo se convirtió en una costumbre, soso, sin gracia, todo comenzó a ser monótono, gris, sin matices, empezamos a discutir por estupideces, un dia, decidimos ir a un psicólogo; Al principio, pareció que lo habíamos superado, luego nos dimos cuenta de que todo era ficticio, lo hacíamos, para no lastimarnos, de común acuerdo pedimos el divorcio, ella es una excelente abogada penalista, ahora esta casada y feliz en España, solemos hablar de vez en cuando por teléfono, para intercambiar ideas en casos escabrosos.
Sin darnos cuenta, habíamos llegado a Plaza de Mayo, él, me preguntó si quería tomar café, lo hicimos en el bar de Bolívar e Hipólito Irigoyen, desde la ventana, podíamos ver toda la plaza. De pronto, comenzó a llegar gente con bombos y pancartas, en minutos se cortaron todas las calles de acceso a la plaza, se armo un batahola tan infernal, que no se sabia bien porque era el piquete. Santiago, propuso diciendo.
-Mejor nos vamos Guille, no sea que a alguien le caiga mal el acto y lo quiera disolver y nosotros quedemos en el medio.
- Yo lo dudo, como están las cosas en el gobierno, pero si, salgamos por Bolívar, Santi… cuando me contaste lo de Clara, hiciste el comentario de que estabas pensando en otra cosa, que quisiste decir, con que no ibas a dejar, que me involucre en la propuesta del Jefe Policial, el trabajo, es y va ser para los dos, yo acepte correr el riesgo.
- ¡No Guille! no podes hacer lo que no sabes, mantente al margen, por el bien de los cuatro, si te necesito, sos mi abogado y por favor que no se hable mas del asunto, aprove-chemos el día, vayamos a caminar por Puerto Madero, entremos por Belgrano, damos unas vueltas y nos vamos a casa, ¿Te parece bien?
- Esta bien vayamos a caminar, -conteste, resignado de la tozudez de él- para estirar los músculos.
Caminamos desde avenida Belgrano y Bolívar, hasta la costanera sur, de ahí, a la avenida Córdoba, subimos por esta hasta Callao, terminamos en el garaje donde estaba estacionado el automóvil de Santiago, estábamos cansados y sudados, pero felices, el tiempo se había pasado sin darnos cuenta, nos prometimos repetir la caminata en un lugar donde hubiera menos gente y menos autos.
- ¿Y, como estas para manejar Santi? -pregunte jocoso al verlo transpirar- queres que lo haga yo.
- Bueno, toma las llaves -contesto, contento de no tener que hacerlo- regresemos por un lugar tranquilo, con árboles y poco transito, quiero escaparle a la locura del regreso a casa.
Regresamos como él lo pidió, por avenidas tranquilas y arboladas, cuando estábamos por llegar, sonó el celular de Santiago, era Clara, que preguntaba donde estábamos y que nos quería ver a los tres, que tenia buenas novedades sobre los signos de la nota, yo, llame a Paola para decirle que nos encontraríamos en la casa de Clara, nos pusimos de acuerdo rápidamente, iríamos vestidos para salir a cenar juntos, Santiago, me dejo en casa, tome notas de los mensajes dejados en el contestador, me duche y cambie, luego me dirigí hacia lo de Clara, al llegar, salio Santiago a recibirme, diciendo.
- Sabes que macana nos mandamos Guille, le dejamos la nota de Antonio al jefe, yo solo guardé la llave y pensé que la nota nos la daría después de fotocopiarla, pero él se la quedo, además te cuento, que Clara esta que arde, tiene un ataque de ira, no me quiera hablar, le conté los planes policiales, que tiene el jefe para nosotros, y que, yo no quería involucrarte a vos, se puso a gritar y llorar, diciendo que era una incomprendida, que yo era un ¡bruto! una ¡bestia! Que no me doy cuenta de nada y no se cuantas cosas mas, luego se encerró en el baño: Ahora solo llora, la llamo pero no me contesta, que podemos hacer.
- Mira Santiago, cuando Clara se pone así, es mejor dejarla sola y esperar a que se le pase, cuando salga del baño, trataremos de averiguar por qué se puso así, servime algo para tomar y explícame nuevamente, como fue, que le dejamos la famosa nota al jefe.
Mientras él me servia el trago y explicaba nuestro olvido, sonó el timbre del departamento, era Paola, baje para abrirle, nos besamos intensamente, luego, la mire de arriba a bajo y de abajo arriba, silbando de admiración, que hermosa estaba, solo verla, era como estar cruzando el umbral de el paraíso, estaba enfundada en un vestido negro, levemente escotado, que marcaba notoriamente sus bellas curvas, calzaba sandalias negras, de tiras finas y tacos altos, la cara levemente maquillada, vestida así seria la atracción de la noche.
- India vestida para la guerra -dije obnubilado por su belleza -guerra va a tener.
- Si abogado cara pálida -contesto ella sonriendo- se porta bien, esta india se va a rendir, sin tener que pelear.
Mientras subíamos riendo, le conté lo del ataque de ira, que tenía Clara y que habíamos dejado la nota, del cuñado, en manos del Jefe Policial, ella contesto diciendo.
- No creo que este así por el olvido, debe haberle pasado algo más importante, ahora vamos a ver que le esta pasando.
Al entrar al departamento, saludo a Santiago y se dirigió hacia el baño, golpeo la puerta suavemente, diciendo en voz baja
- Clara… soy Paola, queres hablar conmigo.
La puerta del baño, se entreabrió, Clara le dijo que pasara, pero que el troglodita y su secuaz, se alejaran de ahí. Evidentemente el secuaz era yo, nos fuimos a sentar en la sala, mientras terminábamos nuestros tragos, volví a insistir.
- Santi... ¡Estas seguro! De que no te diste cuenta de lo que le puede estar pasando a Clara.
- No guille, te juro que no, se estaba terminando de arreglar, cuando le conté lo del lió este y como íbamos a tratar de arreglarlo, con los planes policiales del jefe y que no quería que vos te involucraras en ello, pensé que eso la iba a poner contenta y todo fue al revés. Ahora, que estuve pensando, en todo lo que hablamos por la tarde y quería pedirle que se case conmigo, se puso así, también les quería pedir a ustedes, que sean nuestros testigos, no iba a ser muy romántica la cosa, pero si real y verdadero.
Al escucharlo, me quede con los ojos y la boca abiertos de la sorpresa, solo atine a decir ¡Bravo Santi! Me levante y lo abrase efusivamente, en ese momento, aparecieron las mujeres, Paola llevaba a Clara de la mano, tironeándola hacia nosotros, ella venia llorando, y las lagrimas al rodar por sus majillas, le dejaban finos surcos negros, a consecuencia del rimel corrido.
- Que bonito -dijo Paola disgustada- ustedes de jarana y nosotras destruidas.
- No Paola, solo estamos festejando, algo adelantados a ustedes, por lo que Santiago quiere pedirle Clara.
- ¿Qué queres pedirme? ¡Bruto! ¡Ignorante! -preguntó Clara disgustada.
Santiago se acercó con recelo, temiendo un nuevo estallido de llanto y gritos, la tomo de las manos y preguntó.
- Clara Medina ¿Queres casarte conmigo?
Ella, levantó la cabeza y se volvió para mirarlo.
- ¿Lo decís en serio?
- ¡Si! Por supuesto que si, aunque no te resulte romántico, en verdad no se me había ocurrido hasta esta tarde y como nunca te habías enfadado tanto, eso lo decidió todo.
- Entonces, tendré que enfadarme mas seguido.
- ¿Vas a darme una respuesta?
- ¡Si Santiago! Me casare contigo, cuando vos quieras.
Se besaron, Paola que se había ido acercando a mí, bajito y con sorpresa, me dijo al oído, eso no es lo mejor, escucha bien lo que viene.
- ¡Ahora! Que estas más tranquila, me podes decir ¿Que es lo que hice mal que te enfado tanto?
- No hiciste nada mal, al contrario, lo hiciste bien, solo es que no te diste cuenta de lo que me esta pasando y como yo pensaba, que al retirarte, estaríamos mas tranquilos, sobre todo yo, que vivía rezando para que no te pase nada, luego, salio el lió de los narcos esos y volvió a ser todo como antes de retirarte, con la diferencia, que para rezar, vamos a ser dos, según dijo el medico esta tarde.
- Santiago, no entendía bien de que le estaba hablando ella, por lo que preguntó.
- ¡Pero! ¿Qué es lo que te esta pasando?
- Que bruto sos, estoy embarazada de casi dos meses, vas a ser papa.
- ¡Pero! ¿Cómo fue? ¿Qué hicimos para eso?
Yo intervine rápidamente, exclamando.
- ¡No! ¡No! Con tantos detalles no, que nos ponen en una situación difícil, mejor se arreglan y nos vamos a festejar al centro.
Santiago, tenía abrazada a Clara y le besaba el rostro, secándole las lágrimas con sus labios, luego, dijo sin soltarla.
- ¡Si! Vayamos a festejar el doble acontecimiento y yo que le estaba proponiendo a Guillermo, que ellos fueran testigos de nuestro casamiento ¿Te parece bien, que también sea los padrinos de nuestro hijo?
- Si ellos aceptan, yo encantada.
Los dos, dijimos que nos halagaba la designación para ambos casos, lo aceptábamos con gusto, nos abrazamos los cuatro, luego de los abrazos y besos, los de amistad de los otros, Paola, nos comunicó que había pedido el resto de las vacaciones, así tendría tiempo libre para dedicarle a nuestra relación, que se afianzaba dia a dia, volviéndose mas fuerte a cada momento.
Listos los cuatro para salir, Santiago, propuso diciendo.
- Que el lugar para cenar lo elijan las mujeres, es lo menos que podemos hacer, para borrar nuestra burrada, porque en ésto te incluyó a vos Guille, ella es tu secretaria y tampoco, te diste cuenta del embarazo ¡Yo Invito a pasarla bien!..
Salimos pensando en eso de pasarla bien, de no hablar de problemas o cosas raras, solo queríamos festejar el futuro casamiento y el embarazo de "Clara y Santiago".
Cuando el cielo, palidecía sobre los techados de la gran ciudad, decidimos volver a nues-tros hogares, habiendo pasado una encantadora velada nocturna.
Volvíamos, felices de haber cumplido con lo propuesto, en nuestras mentes y nuestros corazones, ellos, nos dejaron en la puerta de casa, nos saludamos con un beso, después de habernos comprometidos, a juntarnos en lo de Pepe, por la tarde, para ver lo que quedaba de mi oficina, ya que debía decidir que haría con ella, hasta que la compañía que cobraba la prima por incendio y robo, hiciera efectivo el pago del seguro.
Paola, iba abriendo las puertas, mientras yo la iba guiando y empujando de las nalgas, apresurando sus pasos hacia el dormitorio.
Luego, dejamos que nuestras mentes y sentidos, flotaran en ese espacio de tiempo, en don-de el amor se convierte en intensidad, por lo que es una distensión del tiempo, estira los minutos y los alarga como siglos, al salir del éxtasis, producido por el amor que nos prodi-gamos mutuamente, nos juramos fidelidad por siempre, ebrio de amor por ella, recite un verso de Neruda, que dice.
- Niéguenme el pan, el aire, la luz, la primavera, el sol, pero de tu risa nunca, por que de pena, de pena moriría yo.
Ella, lagrimeando de felicidad, dijo con voz trémula.
- ¡OH! Guillermo, como te amo ¿Dónde estabas? ¿Por que no te conocí antes?
Le conteste (mientras la acariciaba en forma suave y lenta el pelo, los hombros, la cara, ella se encontraba iluminada por los primeros rayos solares, que como afilados y delgados cuchillos, se filtraban por los vidrios del gran ventanal del cuarto, tal cual lo hace un prisma, bañándola con los siete colores del arco iris, convirtiéndola en una majestuosa diosa griega) continuando, con mi mejor voz de recitado y con temas propios.
- El hombre mas afortunado del mundo, es aquel que logra encontrar su verdadero amor, siempre pensé que a este lo debería buscar, por lo que lo busque, y con ahínco durante años, luego, me fui dando cuenta que estaba equivocado, que el amor debe llegar solo, sin forzar la naturaleza de las cosas.
A la vida, hay que vivirla lentamente, sin prisa, sin angustias, sin recelo, como quien mira simplemente al cielo, como quien bebe de una pura fuente.
Vivir, entre el pasado y el presente, vivir lo hermoso, el noble anhelo, sin descorrer el misterioso velo, de lo que a de venir forzosamente
Mira la rosa y goza, con su encanto breve, abre el pecho y el alma, a la mañana y pon tu vida, en el amor y el canto.
Goza el frescor que de la noche mana, trueca en sonrisa, la acritud del llanto y abre al sol y a los vientos tu ventana.
Tú me hiciste sonreír y abriste mi ventana, tu encanto, hizo de mí "El hombre más afortunado del mundo" solo Dios sabe el porque de las cosas, yo solo se, que ya no podría vivir si tu no estas a mi lado.
Ella, embelesada y excitada, por mis palabras y mis caricias, se abrazo a mí, pegando con fuerza, su cuerpo desnudo al mío, induciéndome así, a que mis palabras las convirtiera en realidad.
Extenuados por la pasada noche, y por la efusiva y excitante mañana, nos quedamos dormidos, con nuestros cuerpos enroscados, como dos pulpos en plena lucha.
Despertamos a primera hora de la tarde, nuestra intención, fue la se quedarnos acostados, pero recordando el compromiso acordado con Clara y Santiago, a regañadientes, nos fuimos a duchar, y por separado, ya cambiados, decidimos comer algo en lo de Pepe, para reponer energías.
Este, nos recibió contento de verme y preguntó, mirando asombrado a Paola, que estaba colgada de mis hombros, como tomando posesión de mi.
- ¡Doctor Guille! ¿Cuanto hace que no viene por aquí? ¿Le paso algo grave?
- Si Pepe, me paso de todo -le conteste- pero entre lo malo y lo bueno, lo mejor fue conocerla a ella, le presento a Paola mi novia.
- A la señorita me parece haberla visto antes por aquí, y no hace mucho tiempo de esto, verdad.
- Si Pepe, soy aquella persona que le pregunto por el doctor Guillermo De Padua, el dia que se incendio la oficina de él, así fue como lo conocí y como fue aquí, permítame darle las gracias por esto.
- Señorita me alegro mucho por el doctor y por usted, él es una excelente persona, espero que sean muy felices.
Luego se dirigió a mí, señalándome a un hombre, que estaba sentado en la mesa que yo siempre ocupó.
- Doctor, ese hombre pregunto por usted, y lo esta esperando desde hace horas, no hablo con nadie desde que llego.
- Gracias Pepe, me hace un favor, lleve a Paola a la barra, que le va pedir algo de comer y si ve algo raro, llame al 911.
Después que Paola estuviera acomodada, lejos de la mesa y del hombre en cuestión, me acerque tensionado y receloso, preguntando.
- Buena tarde ¿Usted me espera a mi? Soy el doctor Guillermo De Padua.
- Si doctor, no se asuste, tengo un sobre para usted, se lo manda mi jefe, el Comisario Inspector Constanzo.
Dicho esto, se levanto, entregándome un sobre cerrado y en blanco, sin destinatario,
- También me dijo, que los dejara dormir, que lo esperara aquí, que seguro vendría por la tarde, que el sobre, lo abra junto a Reyes y cono no tengo, mas nada que hacer aquí, me retiro, si usted no decide lo contrario ¡Pero! ¡Si me necesita! voy a estar por aquí cerca.
- Esta bien, muchas gracias, dígale a su jefe, que mas tarde, nos pondremos en contacto con él.
El hombre, se retiró no sin antes hacer un saludo con la mano, en dirección a Pepe y Paola. Esta ya se encontraba encima de mí, preguntando preocupada.
- ¿Quién es? ¿Qué quería? ¿Qué te dio? ¡Que susto me dio!
- Está todo bien -dije con convicción- es policía, me dio un sobre para abrir junto con Santiago.
Ella, impaciente, dijo.
- Dale, abrilo ahora, así ya sabemos que es, no se si voy a aguantar la espera.
- ¡No! Paola, comamos algo, luego lo abrimos con Santiago.
- Ya pedí tostados, con café con leche ¿Te parece bien?¿ O cambiamos?
- Está bien así Paola, gracias.
Al rato, se acerco Pepe con lo pedido, como siempre, mi café era amargo y en taza que solo le faltaba el trampolín, por lo grande, él, sabia mis gustos, de tantos años de conocerme, lo bebí lentamente, viendo a Paola, que hacia desaparecer los sanguiches, con una velocidad increíble, entre sanguiche y sanguiche, miraba el sobre y luego a mi.
Entretenidos, estábamos en esos menesteres, cuando la voz de Santiago, se escucho decir.
- Buena tarde, Pepe ¿Como esta usted?
Esté, venia con Clara, que lo llevaba de la mano, tironeando al membrudo Santi, en direc-ción a nosotros, como fuera un liviano barrilete, ya cerca nuestro, preguntó.
- ¿Cómo les va tortolitos? Veo que alimentándose ¿Gastaron muchas calorías hoy?
Mientras Clara riendo, saludo y se sentó a la mesa, pidiendo.
- Yo quiero lo mismo que ellos Santi.
Pidieron a Pepe, que repita nuestro pedido, de sanguiches y café con leche, ya sentados los cuatro, fue, cuando Santiago se percató, que mi mano, tamborillava sus dedos, sobre un sobre, que estaba sobre la mesa y preguntó curioso.
- ¿Qué es?
- No lo se, lo trajo un colega tuyo, de parte del Comisario Inspector Constanzo, para que lo abriéramos juntos.
- ¡Y! ¿Que esperas? ¡Abrilo! -pidió Clara en voz alta.
Lo abrí con cuidado, adentro, estaba la nota de Antonio, el cuñado de Paola y otra nota, que leí con voz clara.
- Hola, buen dia amigos, esto es la traducción de los signos, que son taquigráficos, sencillo pero difícil, si uno no los conoce, cuando sepan que quiso decir el policía que los escribió, me lo hacen saber, hasta pronto cuídense.
Esta llave, es la respuesta a todas sus preguntas, suerte, gracias por entender, Paola sabe de la taquilla.
Cuando termine de leer la nota, Clara acotó.
- Eso es lo que descubrí el otro dia, cuando revisaba libros viejos de comercial y secretariado, signos taquigráficos.
A lo que Paola preguntó, mientras los tres la interrogábamos con las miradas.
- ¿Pero que tengo que ver yo con la llave? ¿Y quien la tiene?
Santiago mostró su llavero, agitándolo con fuerza, diciendo.
- ¡Aquí esta! Esta es la llave famosa y como parece, que vos la tenes que conocer, te la doy, a ver si esta vez descubrís, de donde es, trata de hacerlo, mejor que la primera vez que la viste.
Esto, lo iba diciendo, mientras le alcanzaba la llave, ella, la miro intrigada, diciendo.
- ¡No! No se… ¿Qué quiso decir Antonio con lo de la taquilla? Déjenme pensar, para ver si descubro lo que es.
Pepe se acercaba trayendo el pedido. Los tres, se abalanzaron sobre los sanguiches, como lo hacen los halcones muertos de hambre, sobre su presa en campo abierto, los miraba comer, anonadado, sin poder creer que Paola, pudiera comer tanto y tuviera esa excelente figura física que poseía, por lo que les dije.
- Que Dios les proteja la vista, porque el estómago lo tienen perfecto, si quieren, les encargo algo mas para guardar.
Paola, dejo de comer su sanguiche, diciendo.
- ¡Eso es! Las taquillas son para guardar cosas y mi padre, tiene una en el instituto donde esta internado, debe ser esa, a la que se refirió Antonio, como yo no la uso, no me acorde al principio; Los que la usan son ellos, mi hermana y él, ahí guardan las cosas del mate, y como yo no tomo, no tengo la llave.
- Bueno, terminemos de comer y vayamos a ver que encontramos en esa taquilla.
Dijo Santiago, terminando de un bocado, lo que le quedaba del sanguiche que tenía en la mano, los tres, dieron cuenta rápidamente con todo lo que Pepe, les había traído tan diligen-temente.
- ¿Trajiste el auto? -le pregunte a Santiago- nosotros vinimos a pie.
- Si -contesto él- esta en la esquina, pago y salimos.
- No, deja, ya esta anotado en mi cuenta -dije yo.
Las chicas, ya estaban saliendo juntas, hablando y riendo juntas, saludaron a Pepe, mientras sus miradas, se dirigían hacia nosotros.
Salimos del bar, dirigiéndonos al auto de Santiago, este preguntó.
- ¿Pasamos primero por tu oficina Guille?
- Si, esta bien, vayamos -conteste resignado.
Al llegar, vimos que tenia la puerta cambiada y cerrada, nos aproximamos, mientras nos preguntábamos, quien habría ordenado aquello y quien tendría la llave, cuando vimos al diariero de la esquina, aproximarse a nosotros, cuando llego, nos saludo diciendo.
- ¡Doctor Guille, Clara! Que gusto verlos, aquí tiene la llave de la puerta de la oficina, por supuesto esta vacía, pero limpia, vinieron unos hombres de la municipalidad, que sacaron todo lo quemado y cambiaron la puerta, dándome la llave, para que se la diera cuando usted viniera por aquí, todos sus vecinos lo sentimos mucho.
- Gracias- dije sorprendido del hecho.
Los cuatro, nos miramos, como preguntándonos ¿Qué paso? ¿Quien era esa gente? ¿Quién los mando?
- Entremos, para ver como esta -dijo Clara lagrimeando.
Entramos juntos, Yo, iba mirando con ojos lagrimosos. "Las paredes" me saludaron tristes y avergonzadas, de su desnudes quemada ¡Todas! gritaron con voz trémula y al unísono ¡Ahora si lo vas a tenes que hacer!... Todavía, se sentía el olor a quemado, muy en el fondo, escondido de nuestras miradas, estaba, el esfuerzo que había tenido que hacer, para conseguir todo lo que se había quemado, mis recuerdos de estudiante, mis cosas intimas, me di vuelta, mire a Clara, que iba abrasada por Santiago, mientras lloraba en silencio, él, puso su mano sobre mis hombros, mientras Paola apretaba mi mano con fuerza, al salir, Santiago dijo compungido.
- Ya se va arreglar todo, y los que la quemaron, lo van a pagar, quédense tranquilos, que como me llamo Santiago Reyes, lo van a pagar.
Mas tranquilos, nos dirigimos al instituto de rehabilitación, ya en él, Paola Y Yo, fuimos a ver a su papa, este se encontraba durmiendo, por lo que no quisimos despertarlo y fuimos directo a la taquilla, Paola inserto la llave, esta giro, un suave chasquido, nos informaba que la famosa llave, era de ahí; Abrimos, entre las cosas guardadas y muy al fondo, había un abultado sobre de papel madera, Paola lo sacó, me lo dio, estaba bien cerrado, lo guarde rápidamente entre mis ropas, salimos apresuradamente, diciendo que el paciente se encontraba dormido, que volveríamos mas tarde o mañana. Al llegar al automóvil, Santiago, arranco rápidamente, alejándonos del lugar, buscamos un sitio tranquilo, fuimos hacia la cruz, un lugar sobre el acceso Oeste, era un espacio libre, donde podríamos ver si alguien se acercaba a nosotros.
Abrimos el abultado sobre, aparecieron, hojas y fotos, listas con nombres y grados, fechas, algunas fotos, eran de las villas del municipio, mostrando el lugar de las famosas cocinas, en el reverso de ellas, estaba escrito la dirección de las mismas.
Santiago me miro diciendo.
- Guille, reconozco el lugar de una de esas fotos, estuve en el, esto es una bomba de tiempo, debemos avisarle cuanto antes al Comisario Inspector, no lo va poder creer, que buen trabajo hizo el cuñado de Paola.
Ella preguntó.
- ¿Esto que el hizo? Tendrá que ver con el mal trato que tiene o que tenia con mi hermana, ¿No le traerá problemas a ella o a mis sobrinos? Y ¿Qué son esas cocinas de las que hablan ustedes?
Santiago le contestó.
- Se les llama cocinas, a los laboratorios que producen drogas, en cuanto a si podrán correr riesgos, tu hermana o tus sobrinos, por lo que hizo tú cuñado no lo creo, ya que nadie va a decir nada de ello, en cuanto a llevarle esto al comisario, yo los dejo a ustedes en casa y salgo hacia el centro para hacerlo.
Inicie un acto de protesta, pero él, lo corto rápidamente diciendo.
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