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lunes, 4 de abril de 2011

El Municipio (3)

-  Muy profesional lo tuyo, besos, chau, hasta mañana.
Me quede mirando, como se marchaba el automóvil, como si en él, se fuera una parte de mi, luego me fui a duchar, lo necesitaba y mucho, dejando todo desparramado, me serví un vaso de ginebra y me puse a leer, en el sillón de la sala, así podría despejar mi cabeza, de los recuerdos de Paola y relajarme lo necesario, para poder tener claras las ideas en el día, ya que tendría que escribir las demandas de Coti y eso se debe hacer con mucho cuidado, porque cualquier error puede producir un fracaso en el pedido, también debería escribir el pedido de cambio de carátula, en el expediente por lesiones, que Coti tenia en la fiscalía, factor importante para el buen resultado de las demandas, no era lo mismo lesiones graves, que gravísimas, con alevosía y saña, mas el mal desempeño  policial.
Descanse hasta después del medio día, luego, llame a Clara para preguntarle como estaban y decirle que me iba hacia la oficina de Rodrigo, también, le di la dirección de la misma. Ella, contesto molesta.
-  Mira Guille, yo descanse bien, pero estoy preocupada por Santiago, se fue después de retirarse ustedes y todavía no regreso, tampoco me llamo, aunque lo hizo un amigo de él, para decirme que todo estaba bien, al irse, dijo que esa era la mejor hora para hacer preguntas, sobre todo a los policías, ya que estos, se encontraban con el cerebro vulnerable por el sueño y contestaban la verdad sin darse cuenta, también dejo dicho, que te iba a llamar al celular, si encontraba algo interesante, en cuanto pudiera
-  Clara quédate tranquila -dije yo preocupado por lo que había escuchado- que Santiago sabe lo que hace y si no te llamo, sus razones tendrá, nos vemos en la oficina, veni cuando quieras.
-  Nos vemos dentro de un rato Guille -dijo esta, no convencida por mis palabras.

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Ya hacia un rato largo, que Clara y Yo, estábamos en la redacción de las demandas, en "la pequeña" oficina de Rodrigo Penna, que no era tan pequeña como dijo él, ya que cuenta con dos ambientes, uno preparado como sala de espera y oficina secretarial, el otro como oficina principal, con una enorme y amplia  biblioteca, un completo bar, en el que  había desde coñac francés a cayasa, cocina completa, dos baños, uno con vestidor, mas un pequeño y coqueto dormitorio, todo con muebles modernos y en perfecto estado de "salud" envidia de cualquier abogado común.
Muy enchufados estábamos los dos, cuando sonó mi celular, comunicándome por el sonido, que era un no conocido el que llamaba, atendí cortante.
-  Hola.
-  Buenas tardes ¿Habla el doctor De Padua?
-  Si, buenas tardes, en que lo puedo ayudar.
- Soy yo, el que lo va ayudar a usted, soy el perito bombero encargado del siniestro de su oficina, para el informe oficial, fue un accidente, un cortocircuito eléctrico, pero como a mi me gustan las cosas justas y claras, le voy a contar que no es así, fue intencional, encontré rastros de un acelerante en el piso, mas específicamente bencina, esto es súper confidencial, si usted le dice a alguien lo que acabo de decirle, yo voy a decir que usted esta loco y que nunca hable con usted, su numero me lo dio un amigo en común, al que usted le hizo un gran favor y esta es la forma que tiene de pagárselo y no se olvide "yo nunca lo llame" adiós.
-  Adiós y gracias.
Es lo único que atine a decir, porque en el fondo de mi alma, quería que fuera un accidente, por Paola, por la forma de defender a su padrino y por nuestra relación, que podría ser dañada, si él se encontraba metido en este lió. Clara, se dio cuenta en el acto que algo no estaba bien y pregunto.
-  ¿Quién llamo? ¿Qué te dijo?
Se lo conté. A lo que dijo.
-  Me  parece que estamos trabajando en vano, mejor seria dejar todo como esta.
-  No Clara, ahora no, debemos seguir por el bien de Paola y de nuestra relación, para llegar a descubrir si el padrino, esta metido o no es este lió, vos podes dejar de ser mi secretaria, hasta que se arregle todo, amigos siempre vamos  a ser.
-  Esta bien, sigamos ¡Por ahora! Luego lo conversamos con Santiago.
Luego de esta pequeña distracción, seguimos en el trabajo, este casi estaba terminado, cuando volvió a sonar el teléfono, otro no conocido, conteste con el clásico.
-  Hola.
Del otro lado se escucho la voz fuerte de Santiago.
-  Guille, no me nombres ¿Esta Clara ahí?
-  Si.
-  Bien, disimula una llamada de un cliente, esta noche te voy a ver a tu casa, luego la llamo a ella, vos no le digas que llame, estamos metidos en algo muy grande, mis amigos federales tenían razón. Este municipio, es un nido de víboras, será hasta la noche, chau.
-  Bueno, usted me llama si pasa algo más, quédese tranquilo, que todo esta bien, gracias por llamar.
Dije, disimulando hablar con alguien, luego de cortar, Clara pregunto nuevamente.
-  ¿Quién llamo? Eso de no atender el teléfono yo, me pone nerviosa.
A lo que conteste, poniendo cara de póquer o de yo no fui.
-  Un viejo cliente, que vos no conoces, esta todo bien.
-  Que raro que no llame Santi.
-  No te preocupes, seguro que pronto lo  hará ya con esto terminamos y nos vamos a casa
Pasaron cuarenta y cinco minutos de que llamara Santiago, terminamos, guarde todo en una carpeta y la puse entre unas revistas apiladas, en un estante del vestidor, no quería que Clara los lleve a su casa, ni yo tenerla encima; Mañana seria otro día y yo vendría temprano por la mañana, los revisaría una vez más y luego los presentaría en los tribunales y la fiscalía respectivamente
-  Clara ya nos podemos ir, llama un remis y te alcanzo hasta tu casa.
-  Bueno jefe vamos –contesto, contenta de irse, por si llamaba Santiago a su casa.
Salimos del brazo, saludando a Emilio, hombre bueno y solicito, que al llegar nos dijo que Rodrigo Penna lo había llamado para informarle de nuestra llegada y pedirle que nos ayude a instalarnos en su oficina.
-  Hasta mañana Emilio.
-  Hasta mañana señorita.
-  Hasta mañana Emilio y gracias por su ayuda.
-  Por favor doctor, fue un placer ayudar a tan buen abogado, lamento mucho el incendio de su oficina, espero que todo se arregle bien, hasta mañana.
Deje a Clara en su casa y fui directo a la mía, aunque tenía unas ganas locas de ir a lo de Pepe, esto, me producía el efecto de una consulta a un buen psicoanalista. Pero como debía esperar la visita de Santiago, con esas novedades que tenia, mas la llamada de la mujer amada en la tranquilidad de el hogar. Al llegar, grande y feliz, fue la sorpresa que me esperaba en la puerta, ahí estaba Paola, vestida con una solera floreada, un sombrerito de paja redondo, con alas rectas, adornado con una cintita, que hacia juego con la solera, calzaba sandalias blancas, parecía una figurita salida de un cuento de hadas, me saludo, corriendo a mi encuentro, pague el viaje y la abrase y bese como si fueran años que no la veía, ella aceptó los  besos con cariño y acaloramiento.
-  ¿Cómo estas? ¿Qué haces aquí? -pregunté gozoso de verla- pensé que me ibas a llamar por teléfono, pero que burro soy, ahora que entramos, te doy llaves de la casa, para que la próxima vez, no tengas que esperar afuera.
Le dije todo de corrido, a lo que ella contestó, con una enorme sonrisa.
-  Lo que pasa que estoy muy contenta y si tendría que esperar toda la noche, lo haría gustosa y feliz, con tal verte, pero no hace mucho que espero.
Entramos, fui directo al mueble que se encontraba en el recibidor, de un cajoncito, saque unas llaves  y se las di, diciéndole:
-  Estas llaves, como la de mi corazón, son tuyas, espero que las sepas usar.
Nos besamos, ella contestó.
-  Gracias Guillermo, por la confianza que tienes en mi, ven sentémonos, que te cuento lo que hablé con mi padrino.
-  Bueno, ¿Queres tomar algo? yo voy por algo fresco, para calmar esas ansías de besarte y abrazarte por toda la eternidad, ¿Pongo música?
Ella, sonrió diciendo.
-  Bueno, dicen que la música calma las fieras y de tomar, solo agua fresca, para lo otro, espero que tengamos todo el tiempo del mundo.
Me serví un vaso de ginebra con mucho hielo, a ella, le alcancé un vaso con el agua fresca pedida, mientras me sentaba a su lado, pensaba en Santiago, esperando que la presencia de Paola, no fuera un impedimento para lo que tenía que decirme, ella comenzó a hablar.
-  Cuando deje de trabajar, fui derecho a la oficina de él, ya su secretaria le había dicho que iba a verlo y me esperaba, él me contó, que alguien le había dado tu nombre, como un buen abogado de familia y lo de que fuera al bar, para verte, fue, porque todos los abogados trabajan de tarde y supuso que estarías ahí, por la cercanía de tu estudio: En cuanto a lo del incendio de tu oficina, lo lamento mucho, llamo a los bomberos y estos, le contaron que fue un accidente; Esto, a mi me pone contenta ¿A vos también?
-  Si Paola, eso me deja más tranquilo.
Pero no le dije, del verdadero informe, terminado el tema para ella, nos pusimos a hablar de nuestro futuro, como pareja y de nuestros gustos, para conocernos mejor, conversamos de comidas, música, hábitos, vestimenta, proyectos personales y en común, al rato, estábamos haciendo pulseadas de lengua, entrábamos en un clinch, como para descontar puntos, cuando el timbre de entrada, comenzó a sonar en forma insistente, apenas separados, nos miramos, como si lo que nos había pasado, fuera un sueño acalorado.
-  ¿Quién puede ser a esta hora? ¿Esperas a alguien? ¡Tal vez vine en mal momento!
Pregunto ella, pasándole, un fulgurante ramalazo de celos, por los ojos.
-  ¡NO! Paola no es un mal momento -dije con voz segura y firme- ¡Y si! espero a alguien, espero a Santiago, espera que le abro.
Lo hice, él, entro como si fuera una luz, se quedo quieto y asombrado, de ver a Paola sentada en el sillón, se dio vuelta hacia mí y preguntó.
-  ¡Pero! ¿Que pasó? ¡No te dije que vendría a verte!
-  ¡Si! Santiago, pero vino de sorpresa, que le puedo decir, ya esta aquí.
-  No se que les pasa a ustedes, pero si quieren me marcho.
Dijo ella, levantándose furiosa, a lo que Santiago casi le gritó.
-  ¡Volvé, a sentarte! Yo tengo que contar cosas, que en definitiva tan bien te involucran a vos, pero debes jurar que no se lo vas a decir a nadie.
Ella, azorada  por la voz de Santiago, asintió, preguntando.
-  Bueno ¿Pero que es tan grave?
-  Paola, esperemos que Santiago hable y nos cuente, eso que es tan grave en lo que estamos metidos, deseas algo para tomar, te veo nervioso y cansado.
-  Esta bien, Guille, servime lo más fuerte que tengas, mientras lo haces, paso al baño a lavarme un poco, ya que estuve todo el día, en lugares no limpios.
Le indique por donde y si quería cambiarse de ropa, aunque era mas robusto y grande que yo, algo mío le entraría, contesto que solo se lavaría bien.
-  ¡Paola! Ahora que salió, te pido por favor que escuches sin hablar, lo que va a decir Santiago, por lo poco que lo conozco, debe ser algo muy grave, para que este tan alterado.
Él, volvió mas tranquilo, tomando el vaso donde había servido, doble medida de vodka, lo vació sin pestañear, me lo alcanzó, haciendo señas para que lo llene, el segundo, lo comenzó  a paladear lentamente, mientras se arrellanaba en un sillón, cruzando las piernas, luego nos comenzó a mirar, sonriente y diciendo.
-  Me parece que no llegué en buen momento ¡tortolitos! los veo algo desarreglados, también les brilla mucho los ojos, trataban de realizar un injerto carnal.
Iniciamos un conato de reproche, mientras Paola, se ponía de rojo carmesí.
-  ¡Alto! ¡Alto! que la estrella de la noche soy yo, a callar y escuchar, primero les cuento que llamé a Clara, para que se quede mas tranquila, no fue efectiva al 100 %  la llamada, pero servirá para que algo descanse. Ahora les voy a contar lo que averigüé y como, en parte fue por pura suerte: Al marcharse ustedes, los seguí por varias cuadras, por si alguien estaba sigui-endolos, cosa que vos no te diste cuenta, aunque mirabas de vez en cuando para atrás, como no fue así, los deje marchar solos, luego, me dirigí, hacia el centro comercial, donde suele haber policías y otros tipos de seres humanos, al llegar, descubrí a dos muchachotes, que querían colar a una muchachita menuda, por el tragaluz de una tienda de ropa, al darles el alto, los varones, haciendo gala de una cobardía padre, se largaron, dejando a su cómplice a la mitad del ingresó al tienda, la ayudé a bajar, ni bien tocó el suelo, se puso a chillar como marrano, al que le erran la puñalada al corazón, en eso, veo venir a un policía, arma en mano, alertado por los chillidos de la chica, le explique la situación y me presenté como policía de la federal, eso lo calmó en el acto, preguntando, que quería hacer con la menor, ésta presentaba graves signos de intoxicación, le dije que eso le correspondía a él, por ser su jurisdicción yo solo quería hacerle unas preguntas, de rati metido nada mas, ayudando a un amigo.
-  ¿Qué es lo que busca? -preguntó- tal vez yo le pueda ser mas útil que ella, mire, ahora que se aflojo, la pobre ya  se esta quedando dormida, efecto de la pasta base.
-  Bueno, si usted quiere hablar conmigo, de alguna manera se lo voy agradecer.
El policía, se presto a mis preguntas de buen grado, como si él, ya supiera de antemano, lo que yo quería saber.
-  Mire, si lo que va preguntar, le puede salvar la vida, a uno solo de estos chicos, vengan las preguntas.
Bien, llevemos la chica hasta esos bancos y mientras ella duerme, nosotros hablamos.
-  Bueno, vayamos hasta ellos, el jefe de calle ya pasó y pronto dejo el servicio, estas son horas extras, hay que hacerlas, porque el sueldo nunca alcanza y si usted esta conmigo, será mejor para mi, últimamente estoy bebiendo demás y esto lo paga mi familia, lo hago para olvidar que no puedo hacer ciertas cosas.
-  ¿Cómo es eso? ¿Que cosas no puede hacer? Para que tenga que beber para olvidarlas.
-  Por ejemplo, ¡hablar! Hablar de lo que pasa en el municipio, de como muchos colegas están metidos en cosas ilegales, como la protección de narcotraficantes y otras cosas.
-  Pero… ¿Por qué usted no se lo puede contar, a alguien que lo pueda ayudar?
-  Yo tengo dos niños, quiero mucho a mi esposa, la pobre, paga lo que me esta pasando a mi, hasta llegue a golpearla y eso me esta volviendo loco, pero como esta el país, necesito seguir trabajando y que a ellos no les pase nada, porque también, me dieron a entender que no debía hablar con nadie, si no quería quedarme sin familia.
-  ¿Usted no pensó que podría decir lo que sabe? A los jefes mas altos y pedir protección para su familia.
-  ¡Si que lo pensé! Eso fue lo primero que hice, ver a los grandes jefes, con el riesgo de quedar arrestado, por saltar jerarquías, ellos, son los que me dijeron que no hable, que era mejor, por el bien de mi carrera y de mi familia.
Preocupado por lo que había escuchado, le dije para  que se quedara tranquilo.
-  Yo le prometo que todo lo que usted me quiera contar, le sirva o no a mi amigo, va a quedar bien guardado, palabra de honor entre dos buenos policías.
-  Bien, empiezo por el principio, hace unos meses atrás, estuve en un procedimiento sencillo, donde me entere que en el municipio había tres zonas liberadas dentro de las villas de emergencia, dos en el norte y una en el sur, dentro de esas zonas existen " cocinas" de cocaína, protegidas por esos colegas míos y estos muchachitos que por centavos, se los provee de paco a discreción, ellos son los que pagan con su vida, los grandes negocios que se hacen con esta droga, luego de procesada y empaquetada, en pequeñas cantidades, es llevada a un lavadero industrial de la capital, que atiende grandes hoteles de lujo y las distribuye, con  la devolución de ropa que le mandan para lavar, también me entere,  que promotores de modelos en ascenso, las usan como mulas para llevar la droga hacia Europa Como nuestro país, es uno de los mas desrradarizados de Sur América, es mas fácil para ingresar la droga y ya en este purificarla, y distribuirla, la Provincia de Buenos, es la ideal para la llegada de aviones sin identificar, en muchos municipios se hace lo mismo que en este, donde los directivos municipales y policías corruptos, protegen las famosas cocinas y como ya esta clareando el día, dejemos el final para otro día, si le parece bien colega.
-  Como no, aquí le dejo mi tarjeta, si usted quiere nos volvemos a encontrar en otro lugar mas tranquilo, yo voy a llevar a esta chica, hasta algún lugar, para que la atiendan.
Mientras el suboficial se marchaba cabizbajo, como pensando, si había hecho bien en confiar en un extraño, levante a la muchachita y camine unas cuadras, hasta llegar a una parada de taxis y aunque el chofer, me miro de mala manera, la introduje al auto, indicándole que me lleve al hospitalito, al llegar, la deje en la guardia medica, luego me dirigí hacia una de las villas del municipio, camine por distintos sitios, en todos encontré la misma negativa a mis preguntas, nadie sabia nada, al rato me di cuenta que me estaban siguiendo, al principio los deje hacer  y  ellos se confiaron, así de perseguidores, se convirtieron en perseguidos, por sus reacciones, descubrí la ubicación de una de las cocinas, luego de caminar sin rumbo fijo y con mucho sigilo, me deshice de ellos, ya había hecho llamar a Clara, me faltaba hablar contigo, para contarte lo que hice durante el día y aquí estoy contándoles mis peripecias urbanas, que les parece.
Dicho todo de corrido, Santiago me alcanzo el vaso para que lo llene, Paola y Yo, nos quedamos unos minutos en silencio, como asimilando lo escuchado, de pronto, ella preguntó.
-  ¿El policía que te contó todo eso que dijiste, te dio su nombre?
-  ¡No! Tampoco se lo pedí, pero si pensas que puede ser tu cuñado, yo también lo hice.
-  ¿Cómo es físicamente? -volvió a preguntar ella, ansiosa de la respuesta.
-  Como de cuarenta años, bigote finito, pelo ondeado y oscuro, de complexión mediana.
-  Seguro que es él, todo concuerda.
-  Bueno, tal vez sirva, el que allá hablado conmigo, para que mejore su actitud con tu hermana.
-  De los directivos municipales, que están metidos en esto, lo que me dejo perpleja ¿Sabes algo más?
Ahí, intervine en la conversación de ellos, diciendo.
-  Mira Paola, lo mejor para ti y para todos, es que dejemos que Santiago nos pueda traer algo más, en cuanto a nombres.
Santiago, ya le estaba contestando la pregunta.
-  No Paola, nombres no tengo, solo son sospechas, el que esta seguro es el agresor de Coti, pero eso ya lo sabíamos, esperemos a que llame el policía, que puede ser o no tu cuñado, ahora me voy a duchar y a descansar con Clara, para salir de madrugada a ver que averiguo.
Dicho esto, beso a Paola, diciéndole algo al oído, luego, me abrazo con fuerza, diciéndome bajito.
-  No la dejes escapar, es un diamante y de los grandes, chau abogaducho.
Le abrí la puerta, miró hacia los dos lados, salió, en segundos se había perdido en la oscuridad, cerré, me volví, pegada a mi, estaba Paola, la abrace y bese con fuerza, lentamente la fui llevando hacia las escaleras, se dejo guiar sin oposición, ella iba pegada con fuerza a mi, entregándose a mis caricias: Ebrios de amor, ingresamos al dormitorio, con calor interno, nos fuimos quitando mutuamente la ropa, solamente pensábamos en nosotros dos.
Esa noche, nos entregamos al descontrol de nuestras mentes y nuestros sentidos, entramos juntos en un espacio donde no existía el tiempo, solo flotábamos en el espacio universal, entre jadeantes y desgarrados silbos de placer, vimos pasar a Dios, cruzando los cielos estrellados, dentro de un resplandor y montado sobre un cometa rojo, escoltado por un grupo de Angeles niños, tocando bellos arpegios, acompañados por círculos naranjas y rojos, que al esconderse en la negrura de la noche, estallaban e iluminaban con largas llamaradas, el espacio en el que estábamos flotando. Luego, una gran explosión nos elevo hacia a grandes alturas.
El clímax alcanzado en el mutuo orgasmo, fue el broche, que cerró, el primer capítulo de amor en nuestras vidas, asegurando así, que lo nuestro iba a durar por siempre.
Ella, se acurruco sobre mis brazos, nos dijimos palabras y promesas de amor, al rato se había quedado dormida, agotada por los acontecimientos  del día. Como siempre dormí poco, estuve mirándola dormir un rato largo, todo me parecía un sueño, con miedo a despertar y no encontrarla, logre dormirme.
Nos despertamos temprano, ella me beso y salió bailando como mariposa en primavera, en dirección al baño, recogiendo su ropa desparramada por el suelo, testimonio de nuestro descontrol, muy a mi pesar, la deje ir sola, porque me hubiera gustado seguirla, pero debíamos continuar con los planes ya estipulados para el día.
 Ya bañamos y vestidos, desayunamos mirándonos a los ojos, estos decían lo bien que la habíamos pasado juntos.
-  Paola, tengo que ir a los tribunales, si o si, a presentar unos escritos, pero antes te quiero decir, ¡Que si hay noches mágicas o noches inolvidables, esta fue una de esas, las que quedan en los recuerdos por toda la vida, te ame desde el primer momento que te vi, te amo ahora y te amaré por siempre!
-  ¡Si! Guillermo, yo sentí lo mismo, también te amo con todo mi ser y mi fuerza, por primera vez, siento que soy una mujer plena.
Salto ella de la banqueta y se colgó de mis hombros, besándome con pasión, me soltó diciéndome complacida.
-  Espero que esto en que estas metido, terminé lo mas rápido posible, así podremos disfrutar lo que nos esta pasando sin sobresaltos.
-  Ojala sea así -dije complacido por sus palabras- ya me tengo que ir, vos cerras cuando te dirijas al municipio, no te olvides, silenció y cuídate.
La bese suavemente, luego me dirigí a la remisería, que se encontraba a pocos metros de mi casa, le di la dirección de la oficina de Rodrigo, mientras viajaba, pensaba en Santiago, en que estaría haciendo y donde, cuanto le debería agradecer por eso, aunque a él le gustara, este tipo de cosas, había que pensar que yo lo había metido en ello, ojala todo termine bien y rápido, al llegar, me di cuenta que el cielo se encontraba triste, con grandes nubarrones, que presagiaban un largo día de lluvias, tal vez, fuera el presagio de que todo iba a salir bien en los tribunales, ya que creo muy firmemente, en que todo lo que se inicia con lluvia o en luna llena, termina bien, con esa luna conocí a Paola, que opaco el incendio de mi oficina y ocupó mis momentos lacios.
AL abrir la puerta del edificio, vi, que Rodrigo hablaba con Emilio, me acerque a ellos sonriéndoles a ambos, y saludé, curioso de que él estuviera allí.
-  Buen día Rodrigo -Emilio ¿Qué te trae por aquí tan temprano? -pregunté curioso.
-  Buen día Guillermo, subamos que te explicó -contesto él animoso.
Rodrigo, le hizo una seña de complicidad a Emilio, luego subimos a su oficina, él me indico que yo abriera la puerta, dejándome ser dueño de casa, afuera, los nubarrones, habían comenzado a descargar grandes y copiosas gotas, determinando que todo el día seria así de lluvioso.
-  Sentate que te sirvo un café Rodrigo.
Lo hizo displicentemente, Rodrigo, era un hombre delgado, mas bien bajo, rubio, con una incipiente calva, mirada franca, penetrante, con un magnetismo especial, que producía, en la gente, una rápida aceptación de su persona, factor fundamental para  un periodista-investigador como lo era él, también su forma de gesticular con las manos, lo hacia ser la persona mas confiable del mundo, mente rápida, inquisitiva, sagaz, sabia ser humilde y sarcástico, según las circunstancias del momento.
-  Córtamelo con leche por favor, en la cocina hay un tarro de leche en polvo, es por la acidez, cada vez estoy peor, esta profesión que elegí, no es la mejor para este problema que padezco, producto de los desarreglos que uno hace en la vida; Mientras terminas el café, te cuento porque estoy aquí, antes decimé si estas bien aquí ¿Te pareció cómoda la oficina?
-  ¡Si! ¡Gracias! Es mucho más de lo que esperaba, como vos dijiste que era pequeña y sencilla.
-  Esta bien, ya vas a volver a tener la tuya y que sea como esta o mejor, pero volvamos a mi visita, Emilio me llamo ayer, para decirme que al rato de retirarse ustedes, se presentaron tres policías preguntando por vos y donde habías estado en el edificio, él, muy astuto, les dijo que no sabía, que no te había visto entrar, porque estaba ocupado, pero que lo habías saludado al salir, también dijo, que los policías no le habían gustado, por eso estoy aquí, para decirte que te cuides y de paso saber como anda tu caso y mi futuro reportaje.
Le conté con lujo de detalles, lo que había descubierto Santiago, el día anterior. Él, anotaba todo en una libreta de bolsillo de tapas negras, luego comentó.
-  Esto se esta poniendo muy caliente, ustedes están revolviendo el avispero, por eso lo de los policías de anoche, van a tener que andar con mucho cuidado. ¿Cómo puedo encontrarme con Santiago? me gustaría mucho conocerlo y hablar con él, para intercambiar opiniones y darle algunas ideas para el caso.
-  Bueno -dije yo solicitó- cuando se comunique, se lo comentó y les arregló un encuentro, que podría ser aquí, ¿A vos que te parece? Así no se los ve juntos, ahora que nos siguen los pasos, no seria conveniente que te relacionen conmigo ni con él, aunque no van a tardar mucho en darse cuenta, si averiguan lo de esta oficina o te ven entrar aquí.
-  ¡Si! Ya lo pensé -contestó seguro de si- por ahora, no creo que pase nada, soy muy conocido en el ambiente político y policial, igual me voy a cuidar de que no nos vean juntos, por ustedes, en cuanto a esta oficina, no esta a mi nombre, así que no podrán relacionarme con ella, bueno estando avisado de la peligrosa visita, me voy, así te dejo trabajar tranquilo.
Le abrí la puerta, lo salude dándole las gracias por todo, salio despacio, bajando por las escaleras, afuera, seguía lloviendo copiosamente, con ganas de no querer parar nunca, me serví un vaso de agua con mucho hielo, luego me puse a repasar los escritos de las demandas, lo que hice muy lentamente para no tener errores, le corregí unas frases, los pase en limpio y los guarde en un maletín, junto a los que iban a la fiscalia, menudo revuelo se iba a armar, en la mesa de entrada, cuando los presentara, faltando poco para el medio dia, salí seguro de lo que estaba haciendo, tome un taxi que pasaba ocasionalmente por el por el lugar, le pedí que me lleve a los tribunales, primero fui a la fiscalia donde recibieron los escritos, sin fijarse mucho en ellos, solo se fijaban, que no estuvieran insultantes, luego cruce hacia los edificios de los tribunales, presente las demandas en mesa de entrada, la empleada me miro como si estuviera loco, dijo que lo comentaría con su jefa, esta, vino a pedirme que me identificara como abogado y que le mostrara la autorización de Coti, como su representante legal, lo hice, luego, sello los duplicados, me dio el numero de expediente y de la secretaría que le había tocado, bajito, me deseo suerte y saludando, se dio vuelta, marchándose a comentar el caso con los empleados.
Salí contento de lo hecho, ahora, debíamos esperar la fecha de la primera audiencia, si el juez aceptaba la causa o la desestimaba.
Continuaba lloviendo con fuerza, busque un remis, taxi o amigo, que me  pudiera  llevar, ¡Nada!
Un coche con cuatro ocupantes, se fue acercando a mi, la primera intención que tuve, fue la de correr hacia el edificio, luego, pensé que si estaba en los tribunales, nadie seria tan loco como para hacer algo en mi contra y contuve mis ganas de salir corriendo. Del coche se bajo un hombre, llamándome por el nombre y diciendo que era un policía de la federal, que su jefe quería hablar conmigo, que me pedía que subiera al auto, solo lo dude un segundo y asentí, subiendo en la parte de atrás, ahí, había dos hombres bien vestidos, de proximadamente cincuenta años, uno, dijo.                                                                                     
         - Perdone que estemos apretados, pero solemos viajar de a cuatro, es mas seguro para nuestra salud, Soy el comisario inspector Carlos Constanzo y mi compañero, el comisario Mario Abercón, somos jefes de la división federal de drogas peligrosos, esperamos no ser inoportunos doctor Guille, si me permite llamarlo de esta manera, como lo llaman los íntimos, cita con la señorita Ramírez, no tiene, ya que esta se encuentra en el trabajo, su secretaria Clara en la casa, sus amigos Rodrigo y Santiago, están cada uno en su lo suyo, aunque tenemos que reconocer que este Santiago, nos tiene medio desconcertados, parece el hombre invisible, aparece y desaparece, como por arte de magia, por lo que lo vamos a dejar trabajar tranquilo, le digo todo esto, para que sepa que algo sabemos de su vida y se puede quedar tranquilo, esta entre amigos, solo queremos hablar un rato con usted, si dice que no, todo bien, nos dice donde quiere que lo dejemos y ya, nosotros pensamos que se iría directo al bar de Pepe, si decide acompañarnos, vamos a un lugar mas cómodos, donde no estemos tan apretados y expuestos a que nos ven juntos.

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