- No, voy a pensar que hacer, solo pensar.
- Bueno lo acepto con gusto y gracias, ya lo puedo llamar doctor guille.
- Por supuesto Santi.
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Santi y Clara, ya se habían marchado hacia la costa, me senté en el pequeño sillón del escritorio de mi domicilio, prendí el ordenador, para buscar y leer, dictámenes en juicios terminados, estuve dos días encerrado, buscando, hasta que me empezó a doler la cabeza, de tanto pensar, había algo que se me escapaba y no sabia que era, de pronto se hizo la luz, me serví un vaso de ginebra con hielo, la solución era tan fácil que no lo podía creer, una demanda triple, la primera, la lógica, al agresor, la segunda, a la policía, por incumplimiento de los deberes de funcionario público, la tercera, al estado provincial, por falta de seguridad en la vía publica y por mal desempeño de la función pública.
Esta era la forma en que podíamos hacer dinero, y a su vez hacer cumplir las reglas de la vida, hacer cumplir lo escrito, hacer que alguien pague por lo que hizo o lo que no hizo, herir los bolsillos de la gente es el único camino al respeto del otro, respeto que estos gobiernos mal llamados populares hacen que la gente deje de lado aquello de "el derecho de uno termina donde comienza el del otro", no haciendo cumplir y respetar la Constitución, las leyes y los códigos escritos, teniendo esto en claro, comencé a relajarme. Ya se acercaban las penumbras nocturnas y los fantasmas, indisciplinados, comenzaron a bailotear a mí alrededor, como si quisieran, que los acompañe, en ese desenfrenado acto, que ejecutaban, al son del pestañeo de mis pesados parpados, al rato me había quedado dormido.
Desperté con un mal presagio, salte de la cama, me duche rápidamente, desayune como siempre, a las corridas, tostadas y café amargo, luego me dirigí hacia la oficina, era temprano, pero tenia que sacarme esa duda que sobrevolaba mi mente, desde que me despertara y aguijoneaba el cerebro, como una delgada y larga aguja, al estar a pocas cuadras, vi el revuelo de la gente, alrededor de un camión cisterna de los bomberos, sus mangueras, desplegadas, se introducían, como largos tentáculos en mi oficina, los pocos metros faltantes, los hice corriendo, como si de eso me fuera la vida.
De la oficina, tan solo quedaron restos carbonizados, mentalmente, felicite a Clara, que tenia la costumbre de llevar un fichero mellizo en su casa, esto se estaba poniendo muy caliente y peligroso, ahora, debía encontrar un lugar para trabajar, mientras se resolvía lo del incendio, ya no me cabía ninguna duda, de que esto iba a terminar en algo grande, lo del incendio, podía ser un simple accidente, o que alguien se entero de lo que estaba averiguando y quiso darme un aviso, hable con el encargado de los bomberos y me prometió un rápido peritaje, para saber las causas del siniestro, le di las gracias y me retire camino al bar de Pepe, ya encargaría a alguien la limpieza, mientras caminaba, llame a santiago, todavía no habían llegado, le deje un mensaje en el contestador, no quería llamarlo al celular, para no adelantar el acto de histerismo que el suceso iba a provocar en Clara.
Para cuando llegue al bar, la noticia del incendio, había corrido como un reguero de pólvora encendida, los amigos y clientes, que se habían cruzado en mi camino, me saludaron con sincera congoja, en el bar, me esperaba un periodista local, que quería saber como había sucedido el incendio, lo invite a mi mesa, en la que ya tenia una tasa con café, servida por el diligente Pepe.
- Doctor –pregunto Rodrigo Penna- ¿En el periódico quieren saber que pasó en su oficina?
- Rodrigo, le voy a contar algo, que solo saben mi secretaria, mi nuevo ayudante y mi cliente, por lo que le pido absoluta reserva, prometiéndole que usted va a tener la primicia.
- Doctor, usted sabe, que puede contar con mi discreción y con mi ayuda, si lo que va a contarme, puede ser una jugosa y buena nota.
- Mire Rodrigo, por ahora, el incendio de mi oficina es solo un accidente, pero creo que es un aviso, para que no siga, en lo que estoy metido por pura casualidad.
Pase a contarle todo lo acontecido con Roberto Coti. Él, me escucho con mucha atención, luego dijo con seguridad.
- Doctor cuente con mi ayuda y mi silencio y si necesita un lugar para trabajar yo le ofrezco una pequeña oficina, que poseo como refugio intimo, ahí tiene todo lo necesario, como para continuar trabajando.
- Gracias Rodrigo, lo acepto con gusto, ya arreglaremos algún alquiler por el uso.
- ¡No! ¡Doctor! Lo intercambiamos por la exclusiva, lo que me contó, puede llegar a ser una muy jugosa historia; Ahora me marcho, aquí tiene la dirección y las llaves de la oficina, el portero se llama Emilio y ya lo estoy llamando para avisarle de su llegada, llámeme si necesita algo mas.
- Nuevamente gracias Rodrigo, no sabe lo bien que me hace su ofrecimiento, en este mal momento de mi vida -le dije con real agradecimiento.
Al retirarse el periodista, pedí un nuevo café, bien largo y un vaso de ginebra, estaba pensativo y distraído, cuando una agradable voz femenina, me saco de ese trance, preguntando.
- Perdón, buen día ¿Usted es el doctor Guillermo de Padua?
Ante mi presencia, se encontraba una muchacha de aproximadamente veinte y seis o veinte y ocho años, morena, con ojos grandes, redondos y negros, como la noche sin luna en pleno campo, rodeados de pestañas largas y onduladas, una naricita respingona y pequeña, los labios bien formados, del grosor justo, pelo enrulado, del largo de melenita, que apenas llegaba a rozarle los hombros, de aterciopelada piel color canela, con reflejos y tonalidades castañas. Mi azorada mirada, siguió sacándole una rápida fotografía visual, vestía una remera musculosa de color rojo, la que encerraba unos pechos medianos, para chicos, redondos, firmes, sin soutien, pancita al aire, con un pitzer, en un encantador ombligo, jeans ajustados, buena cintura y caderas, zapatillas de color rojo vivo, todo puesto en una altura de aproximadamente un metro sesenta y ocho, cuando deje de fotografiarla ocularmente, me levante y conteste.
- ¡Si! En que puedo ayudarla.
Ella, conciente de la turbación que su presencia había provocado en mi, contesto con voz melosa.
- Me llamo Paola, por ahora Paola, a secas, me permite sentarme y le cuento.
Presuroso, me puse detrás de ella para acercarle la silla. Su perfume, fresco y natural, me dejo un suave aroma a frutos rojos del bosque, como cerezas, guindas, ciruelas, suavemente acompañado de notas a especias, vainillas y caramelo.
- Esta mesa es suya, y si usted se la quiere llevar, yo se la pago a Pepe, que es el dueño de este antro, llamado Café de Barcelona.
No es para tanto -dijo, arrebolada en sus mejillas- solo quisiera hablar unos minutos con usted.
Esto, lo dijo sonriendo, dejando ver entre los bien formados labios, unos dientes blancos pequeños, parejos, como si fueran un collar de perlas, de la más pura estirpe.
- Usted dirá, la escucho -dije, pensando en como me gustaría intimar un poco mas que escucharla.
- Soy asistente social, trabajo en la municipalidad, pero no puedo ayudar a mi hermana, que esta casada con un policía, este hace un tiempo que la trata mal, un día llego tan borracho, que le dio una soberana paliza, él se fue a dormir y ella salio hacia el hospital, luego a la comisaría, para hacer la denuncia, una mas de las que después de hechas son tiradas a la basura. Alguien, me contó que usted, es un buen abogado de familia, por eso quiero preguntarle que se puede hacer, además de lo que ya se hizo.
- Alto-Alto- dije, poniendo voz de profesional- primero, debe decirme como me encontró aquí y por qué, el que le dio mi nombre, no le dio la dirección de mi oficina, segundo, por qué si es asistente social, no pudo encontrar la solución al problema que tiene su hermana, tercero, como es que siendo hora de trabajo en la municipalidad esta aquí, cuarto, como es cerca del medio día, se dignaría a aceptar que la invite a almorzar, por supuesto en otro lugar, que este mas de acuerdo con su belleza.
Creyendo ver en su rostro, un nuevo rubor, contesto con esa vocecita suave y melosa.
- Doctor no me adule, que no es para tanto.
- Fuera lo de doctor, de ahora en adelante Paola y Guillermo.
- Acepto, si promete ser buen abogado y me dice que me va a ayudar.
- Paola, por usted, hago cambiar todas las leyes a su gusto, si fuera necesario.
Habiendo aceptado ella la invitación, llame un remis, ya que tengo mi automóvil en el mecánico, la ayude a levantarse y de la mano, salimos de lo de Pepe, le pregunte si tenia algún lugar preferido, a lo que ella contesto.
- No Guillermo, si bien no tengo compromiso con nadie, me gustaría algún lugar solitario y bonito, para poder hablar tranquilos.
Cuando llego el remis, subimos a el, como si ya fuéramos pareja, le indique al chofer un lugar en la autopista del oeste, llamado la "La Bella Glorieta" un restaurante italiano del tipo familiar, al cual ya había ido en otras oportunidades con alguna eventual aventura femenina, nos acomodamos en una pequeña terraza trasera, llena de flores y enredaderas, que le prestaban al lugar, esa frescura natural de las plantas recién regadas y bien cuidadas, haciendo honor al nombre del lugar. - Paola, ¿Estas cómoda aquí? ¿Te parece bonito el lugar? -pregunte tuteándola.
- Si Guillermo gracias -contesto ella sonriendo y también tuteándome.
- Mientras ordenamos, ve contestando el cuestionario, -acoté con sabiduría- perdón aquí las pastas son caseras.
Ordenamos los dos iguales, antipasto de la casa y ravioles a la boloñesa, para tomar, Malbec de Rió Negro.
- Bien, empiezo por lo mas fácil, la pregunta tercera, pedí el día libre, a cuenta de mis vacaciones, la persona que me dio tu nombre me dijo que solías estar en ese bar y si, me dio la dirección de tu oficina, pero también me dijo que si te iba a ver hoy, fuera al bar, que seguro estarías allí, en cuanto a lo de mi hermana, es algo mas difícil y complicado de explicar.
Ella, hizo un alto respirando profundo, por lo que aproveche para decirle.
- Paola, como ya esta por venir el almuerzo, eso lo podemos dejar para la tarde, por qué no dudo que la vayamos a pasar juntos.
Ella, asintió con la cabeza, bajando la vista.
- Ahora, hablemos un poco de nosotros, yo estoy divorciado, hace varios años, incompatibilidad de caracteres, dijeron los que saben, no tengo hijos, treinta y nueve años, estoy libre para una relación seria, abogado recibido con honores, por una cuestión de ética le estoy peleando a la economía, poseo casa propia, automóvil, y un departamento en la costa, ahora estoy en un caso raro, que hasta puede estar relacionado con gente de la municipalidad, por lo que acabo de escuchar, pero hablemos un poco de vos.
- Mucho no hay para contar, tengo veinte y siete años, nací en el partido, estudie psicología unos años, luego tuve que dejar para poder trabajar, mis padres tuvieron un accidente de transito, mi madre falleció en el, mi padre quedo cuadraplégico y se encuentra en un instituto medico que pertenece al municipio, por política, ingrese a la planta permanente de empleados municipales, por los años de estudio, seguí la carrera de asistente social, que es mas corta y mas fácil, tuve dos novios y algunos acompañantes eventuales, nada serio.
Hizo ella una pausa, la cual aproveche para decir.
- Luego seguimos, allí viene nuestro pedido.
Almorzamos casi sin hablarnos, algunos, te gusta, esta bien, te sirvo, bueno. Pero, si nos miramos mucho y muy intensamente, solo las miradas bastaron, como para darnos cuenta que nacía en nosotros, una relación mucho mas intensa que la relación abogado-cliente, luego del postre y mi café, dije sonriendo.
- Paola, me gustaría acariciar suavemente las yemas de tus dedos, para confundir tus huellas con las mías, así entre tu y yo, crearíamos una sola identidad en el universo sin fin.
Ella, con los ojos totalmente iluminados, extendió lentamente sus delgadas manos, con dedos largos y bien cuidadas uñas, que sin ser extremadamente largas, llamaban la atención, lentamente, extendí las mías hasta rozar apenas sus dedos, una corriente eléctrica atravesó en un ida y vuelta nuestros cuerpos, mientras mi corazón fibrilada con fuerza, se los acaricie suavemente, extasiada,
Ella, solo dijo ¡Guillermo!... Casi sin aliento.
Cortando ese maravilloso momento, sonó mi celular, que tontamente deje encendido, turbado por el contacto eléctrico de esa mujer, que sin darme cuenta, había llegado hasta lo más profundo de mi, atendí con voz temblorosa, como adolescente en su primer cita ¡hola! Del otro lado se escucho la voz fuerte y con autoridad de Santiago.
- ¿Dónde estas Guillermo? Quédate en el lugar que te voy a buscar ¿Estas bien?
Todavía con voz temblorosa y azorada, se lo dije.
- Paola, ahora nos viene a buscar mi ayudante investigador, dejemos lo nuestro por ahora y volvamos a lo profesional.
- De acuerdo Guillermo, como tú quieras, pero te tengo que decir algo, este momento pasado, no lo sentí con nadie, que allá salido antes… ¡Gracias!
- Gracias te tengo que dar yo, por hacerme sentir algo que creía muerto dentro de mí, pero ahora volvamos a la tierra, ya vamos a tener tiempo de volar juntos cuando esto termine, si tú quieres.
- ¡Si! ¡Quiero! volaremos juntos adonde sea.
Dijo con firmeza, mientras salíamos del restaurante: En minutos, llego Santiago con Clara, a quien se le notaban los síntomas de haber llorado a mares, se bajaron del auto, casi corriendo y me abrazaron con fuerza, preguntando.
- Guillermo ¿Estas bien? -dijeron al unísono- ¿No te paso nada? En cuanto llegamos, fuimos directo a la oficina y vimos lo que quedo de ella, un policía que estaba en el lugar, nos contó lo del incendio.
- ¿Incendio? ¿Que se incendio? ¿Que paso? -pregunto Paola, con voz preocupada.
Recién ahí, Santiago y Clara, se dieron cuenta de su presencia. Los presente rápidamente, las mujeres se ubicaron juntas en el asiento trasero y a pesar del estado nervioso de Clara, se pusieron a cuchichear seguramente de mi, ya que cuando dos mujeres se juntan y hablan bajito, es para hacerlo de sus hombres.
- Hoy me desperté temprano y con una sensación rara, salí apurado hacia la oficina, ya estaban los bomberos, pero como vieron, no quedo nada de ella, por suerte tengo una buena secretaria, que me hace todo por duplicado -dije ni bien Santiago arranco el automóvil-vayamos a su casa, para buscar los archivos que ya tenemos un lugar para trabajar.
Y les conté lo del periodista, Paola, al escuchar el nombre de Rodrigo Penna, dijo.
- Ese periodista esta empecinado, en hacer caer al intendente, le busca cosas por todos lados, pero en la municipalidad se hacen muy bien las cosas y aunque en algo tenga razón, le va a costar mucho probar ciertas cosas.
Los tres, nos miramos como preguntándonos, que mas sabría Paola.
Ella, como si hubiera escuchado nuestro pensamiento, dijo.
- Miren que yo no soy del entorno del intendente, al contrario, políticamente estoy en su contra, es por eso que no puedo ayudar a mi hermana, me amenazan con sacar a mi papa del instituto, también tengo que aguantarme las propuestas sexuales de algunos directivos, que sin ser acoso, es algo bastante parecido, pero, como mi padrino es el jefe de personal, se aguantan, él es el que me dio el día y tu nombre Guillermo.
- Entonces, él, sabía lo que iba a pasar en mi oficina, eso hace más firme la idea de que gente de la municipalidad, también están metidos en este asunto.
- Puedo preguntar algo Guillermo -dijo Paola, sorprendida.
- Si Paola, me parece que a esta altura de los hechos, te mereces que te conteste lo que quieras.
- Pero que sea luego, ya llegamos a la casa de Clara -dijo Santiago- también me gustaría a mí preguntarte algo a vos Paola.
Bajamos del auto, de refilón, ví que Santiago, al ayudar a bajar a Clara, miro a todos lados y en un acto reflejo, se llevo la mano a la cintura, en donde se notaba el bulto de lo que me pareció un arma, esto me hizo reflexionar si no deberíamos dejar todo como estaba y olvidarnos de Roberto Coti, de mis sospechas, de la futura demanda, en fin de todo y volver a fojas cero, mas ahora que había encontrado a la que podría ser mi mitad perdida, según la teoría del famoso filosofo griego, Platón, y la decisión de Zeus, señor y dueño del universo, en separar a esa peligrosa criatura en dos.
Los cuatro, subimos bien juntos por la escalera, que nos llevaría, hasta el tercer piso de un bonito edificio, donde Clara tenia un lindo y espacioso departamento, yo había estado en el unas cuantas veces, cuando creía que Clara, podría llegar a ser algo mas que mi secretaria, mucho antes que conociera a Santiago, pero nunca me dio ninguna oportunidad para que siguiera con esa idea, luego, se enamoro de él y yo perdí toda esperanza de conquistarla, abrió la puerta, diciendo.
- Pasen y pónganse cómodos, están en su casa, Santiago serví algo para tomar, mientras me ducho y ya estoy con ustedes, no se olviden que tuvimos un largo viaje, luego lo haces vos Santí.
- Si querida, como tú digas, - y bajando la voz, dijo- es mejor no contradecirla, cuando esta en ese estado, eso lo sabes mejor vos que yo, no es así Guillermo, últimamente se encuentra muy nerviosa y eso que la pasamos muy bien en la costa, gracias por el préstamo del departamento, es muy bonito.
- Si Santiago, es así como vos decís.
- ¡Que raro! Dos hombres poniéndose de acuerdo para criticar el carácter de una mujer, ¿Puedo hacer mi pregunta ahora? O espero que venga Clara -preguntó Paola, evidentemente molesta.
- No, adelante señorita pregunte usted.
- ¿En que lió se encuentran ustedes tres? ¿Qué es lo del incendio de tu oficina? ¿Y que te hace pensar en que mi padrino pueda estar ligado a ello? Él es una buena persona y no lo creo capaz de hacerle mal a nadie, la prueba de ello, es que él me dió tu nombre, como muy buen abogado, lo que no se debe imaginar, es de que esto que él hizo, resultó una hermosa relación entre nosotros, quiero pensar que es así y puede llegar a ser muy serio.
- De esto ultimo, quiero que tengas la completa seguridad, de que es así como dices, en cuanto lo de tu padrino, el tiempo dirá si es como tu piensas, el lió en que estamos metidos, es solamente que por casualidad, dimos con un cliente, que tuvo un incidente con una persona que anda en el trafico de drogas, junto a malos policías y ahora, debemos estudiar si seguimos en ello o lo dejamos así como esta, lo de mi oficina, es que se incendio, y yo creo que no fue un accidente, solo fue un aviso, para que no sigamos investigando, tan bien dejaron una nota intimidatorio, en el de auto de Santiago, cuando este, estuvo averiguando por los policías que intervinieron en ese hecho.
- Aquí entro yo, para hacer mi pregunta a Paola ¿Hasta donde estas dispuesta a ayudarnos en esto? ¡Si!... Ya se, que apenas hoy nos conocimos, pero yo también hace poco que conozco a Guillermo, había oído hablar mucho de él, todo bueno, que es buena persona, buen profesional, muy ético, es por eso que siempre anda a los tumbos con su economía, por eso Clara es su secretaria, y lo aprecia de verdad, aunque a veces le deba parte de su salario.
Dicho esto, Santiago se volvió hacia donde venia Clara, con una toalla enrroscada en la cabeza, hecho que lo hizo salir corriendo, en dirección al baño, para ducharse, él ya vivía en el departamento de Clara.
- ¿Se pusieron cómodos? ¿Están bien así? si necesitan algo me lo piden -pregunto Clara, sentándose junto a Paola- me pone muy contenta, el que ustedes es hallan dado cuenta en tan pocos horas, que pueden formar una linda pareja, yo aprecio de verdad a Guillermo y me gustaría poder llegar a ser una buena amiga tuya Paola y así me ayudas a convencer a estos hombres nuestros, a que dejen este asunto en el que están metidos.
- ¡Si Clara! Lo estaba pensando, pero todavía no se como manejar esto que siento por Guillermo, todo fue tan rápido y por ahora no se que hacer, pero te digo que los voy a ayudar en lo que pueda, mientras fortalecemos lo que nació entre nosotros dos.
Paola dijo esto con firmeza, mirándome fijo a los ojos, en ellos, se notaba la seguridad de sus pensamientos y palabras, luego de una pausa continuó hablando.
- Mañana, cuando este libre de mi trabajo, voy a ir a ver a mi padrino para averiguar que sabe, su secretaria es buena amiga mía, del que se tienen que cuidar, si lo que piensan es verdad, es del jefe del departamento jurídico, un abogado bajito y gordito, con cara de, yo no fui, pero es terrible, él es el que se encarga de que periodistas, como Rodrigo Penna, no encuentren nada de lo que buscan, todo lo tapa y lo arregla.
- ¡Pokemon! -dije yo levantándome rápidamente- claro, por eso es que Rodrigo encuentra todo tapado, ese abogado que vos decís, fue compañero mío en la facultad y lo que Dios no le dio en el físico, se lo dio en el cerebro, es sumamente inteligente y maldito, es un bicho, si yo me recibí con honores, él me saco a mi y a otros como yo, varios cuerpos de distancia, si decidimos seguir con el caso, vamos a tener que cuidarnos mucho de él, para no caer en sus garras, si algún municipal se encuentra involucrado en el.
Sin darme cuenta, Santiago, apareció pegado a mis espaldas, así de sigiloso era, le voy a poner como apodo "el gato", las chicas, largaron una carcajada al ver mi cara de asombro, al chocar casi con él, Clara era mayor que Paola por diez años, pero a mi me dio la impresión de que había nacido, entre ellas, una buena relación, que tal vez algún día no lejano se convierta en una buena amistad, eso me agrado y mucho, no me da vergüenza pensar que me enamore de Paola como un adolescente, soy de pensar que lo que pasa en forma espontánea, sea una amistad o un amor debe por fuerza terminar bien.
- ¿Cómo es eso de abandonar el caso? ¿Si todavía no lo empezamos? ¿Que te hace dudar así Guillermo? La capacidad de ese abogado, si te tuvieras que enfrentar jurídicamente con él, serias el ganador, solo por decenté ya es tuyo y con la ayuda de nuestras parejas, porque no dudo que Paola y vos, serán pareja en un futuro no muy lejano, de mi y Clara, ni que hablar, si no seguimos juntos, es capaz de matarme, cosa que los cacos no pudieron hacer en todos los años de servicio que tuve en la fuerza.
- ¡Hay de ti!-dijo esta riendo- si me abandonas, y si soy capas de matarte, no lo dudes un solo momento, así que no lo pienses, la duda que tiene Guillermo, me parece lógica, sí todavía no espesaron y ya están complicadas.
- ¡Bueno! Si votamos vamos a segunda vuelta, propongo darnos una oportunidad más y si se llegan a poner muy difíciles las cosas, lo volvemos a estudiar ¡Seguimos! Pero con mucho cuidado, Clara, mañana vamos a la oficina de Rodrigo y comenzamos a preparar la demanda de Coti, Santiago va a tener que husmear en la policía, y ver si aparece alguien que quiera hablar o encontrar alguna duda en alguien, ya Paola se comprometió a ver que saca en limpio con su padrino. Ahora propongo tomarnos un respiro y hablar de cosas nuestras solamente.
A lo que Clara respondió
- Bueno, yo preparo unas pizzas y cenamos aquí, que les parece.
Los tres, dijimos, bueno, al unísono y nos pusimos a bailar y gritar ¡Viva Clara! ya que sin darnos cuenta, se nos había arrimado la noche y el estomago nos estaba pidiendo algo con entretenerlo.
Pasamos un momento sumamente agradable, por supuesto, Paola y Yo, fuimos el centro de la conversación.
Ya pasadas las dos de la mañana, decidimos de común acuerdo, dejar el departamento de Clara para ir hasta mi casa, así Paola la conocería y de paso hablaríamos de nuestro futuro como pareja, Clara, le ofreció una muda de ropa nueva, si quería quedarse a pasar el resto de la noche conmigo, los dos nos miramos rápidamente, en esa refulgente mirada, nos dijimos que no era el momento oportuno para tener un acto sexual, era mejor dejarlo para un próximo encuentro, nos apretamos las manos, como si en ese momento nos hubiéramos comprometidos, a pasar lo que nos quedara de vida juntos, así disfrutar plenamente y sin apuro de ninguna especie, el acto sexual de dos personas, tontamente enamoradas.
- No gracias Clara, fue muy de mi agrado, este tiempo pasado con ustedes, pero decidimos juntos ir a lo de Guillermo, solamente para conversar de nosotros, luego me voy a casa, me ducho, me cambio y me voy al trabajo, nuevamente gracias por el ofrecimiento.
Nos dimos todos unos besos, y no retiramos, luego de discutir un poco con Santiago, que a toda costa nos quería llevar con el automóvil.
Fuimos hasta mi casa, caminando lentamente, debes en cuando, trataba de disimular algunas miradas hacia atrás, para saber si alguien nos seguía.
Llegamos, vivo en un duplex mediano, con entrada de coche, un recibidor pequeño, cocina comedor, sala de estar y comedor principal, patio lavadero, en donde hay, un quincho con parrilla, una hamaca paraguaya doble, todo rodeado de arbustos con flores, en el piso superior, dos dormitorios, uno en suite, con balcón terraza corrido, del que se veía el jardín, un baño con vestidor.
Paola, entro en ella sintiéndose como en su propia casa, la recorrió mirando y acariciando todo con mucho cuidado, luego, me miro como si ya fuéramos pareja por muchos años y dijo, con vos suave.
- Me gusta tu estilo, es muy bonita, yo vivo en un departamento pequeño, en la parte trasera de la casa de mi hermana, que era la de mis padres.
- Paola esta es tu casa, hace lo que quieras en ella -dije, dándole seguridad a mis palabras.
Ella se acerco lentamente y nos besamos por primera vez, desde que nos conociéramos esta mañana, aquel beso, sello todo lo que nos habíamos dicho con las miradas y lo que nos prometimos hacer juntos, después de un rato, dijo.
- Gracias Guillermo, por entenderme en lo de tener sexo, pienso que es una cosa que no se debe forzar, debe venir sola y con el tiempo necesario, para disfrutarlo plenamente.
- Estoy de acuerdo en eso, te preparo un café y luego llamo un remis para que te lleve.
- Bueno, ¿Podes cortar el mío con leche o crema?
- Su pedido es una orden para mi señorita -respondí a su pedido, con voz alegre.
Me dirigí a la cocina, ella venia pegada a mi, en cuando puse a calentar el café y la leche, se colgó de mis hombros y me volvió a besar, beso que respondí, como si este fuera el ultimo de nuestras vidas, casi debemos tirar todo, por lo largo que fue ese momento, luego, entre los dos servimos el café, mientras lo tomábamos, conversamos de cosas de enamorados, después de un rato, de alternar besos y conversación, llame un remis, la acompañe hasta el automóvil, conciente que era lo correcto, debíamos estar solos, para reflexionar lo pasado entre nosotros.
Prometió llamarme, si le daba mi número de teléfono, le di una tarjeta toda arrugada, ya que esta, se había pasado todo el día en el bolsillo de mi pantalón, ella sonriente dijo.
- Muy profesional lo tuyo, besos, chau, hasta mañana.