Hay muchas clases de nostalgias, es diferente la que puedo sentir yo como hombre viejo, a la que puede llegar a sentir un joven. Algún viejo puede llegar a sentir nostalgia, por la frescura vibrante con la que años atrás trepaba por una escalera. Algún joven, por un amor perdido hace solo unos días. Hay muchos tipos de amor o de dolor y la nostalgia es en realidad un tipo de dolor. ¿Cual es entonces mi nostalgia o sea mi dolor?
En estos días, me cuesta mucho mas subir una escalera o hacer el amor, pero mi nostalgia verdadera y profunda, es hoy la de muchos argentinos, sean jóvenes o viejos.
Algunos porque han conocido el pasado y otros porque se lo han contado. Esta nostalgia general, este dolor general, es el dolor por la patria, pero no por una patria concreta, sino por una patria imaginada.
Puede pensarse que es imposible sentir nostalgia por un pensamiento, por una idea o por un simple sueño. Pero ese pensamiento, esa idea, ese sueño, fue transmitido por mis mayores desde mi nacimiento y luego desde la escuela, en forma de módica utopía hace ya mucho tiempo atrás, y desde entonces, mas como una expresión de deseo que como un espejo de realidad. Yo como mayor, vine transmitiendo esa utopía a mis menores, sin entender que lo que iba trasmitiendo, no era más que un sueño, una idea, un pensamiento, una módica utopía.
Ahora solo puedo sentir nostalgia de aquel sueño, de aquella patria que no fue más que una idea. Es aquí donde mi nostalgia se diferencia de la de algún joven, a mi ya no me queda tiempo para ver la patria soñada, la patria “que no supimos conseguir”, a mi me queda solo la nostalgia, a ese joven, en cambio, le queda tiempo para luchar y lograr la conversión de un sueño, en realidad la conversión de esta tierra dolorida en una patria pujante y feliz…
No hay comentarios:
Publicar un comentario